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Más te quiero, más te pego. NO AL MALTRATO INFANTIL EN NUESTRA PROPIA CASA

20 Oct

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Alrededor de un tercio de los niños y adolescentes peruanos son víctimas de maltrato, reveló el estudio mundial sobre Violencia Infantil realizado por las Naciones Unidas. La investigación indica también que se registra una baja tasa de denuncias, por lo que no hay registros que documenten este problema. El estudio muestra que en el país la violencia familiar es un problema de importantes dimensiones, ya que el 41% de los padres y madres golpea a sus hijos como castigo para corregirlos.  

Una de las más graves características del maltrato infantil, es su carácter intergeneracional así como su relación directa con el deterioro en el desarrollo de las capacidades intelectuales y emocionales de los niños y adolescentes. Las estadísticas señalan que entre un 70 y 80% de padres que fueron maltratados en su infancia, reproducen la violencia contra sus propios hijos.

Paulina tenía 5 años  cuando su papá se fue de la casa con otra mujer, su mamá vivía llorando y maldiciendo la hora en que decidió traerlos a este mundo. Sus 2 hermanos menores se salvaban por ser más chiquitos, André tenía 3 y Zoe era apenas una bebé de 1 año.  Sin embargo, cada vez que las cosas salían mal en el trabajo con su madre, ella desfogaba toda su ira en contra de Pauli y le gritaba así: “Maldita la hora en que me metí con tu padre y me dejé embarazar de ti, por tu culpa me puse fea y gorda! Me cagaste la vida carajo, y qué estúpida fui en volverme a embarazar de tu hermano que encima es su clon, para completar mi desgracia vino Zoe a rebalsar el vaso y ¿qué mierda me hago ahora yo sola con 3 hijos? La Puta que los parió carajo”

Paulina ni siquiera entendía la mitad de las groserías que su mamá decía cada vez que estaba molesta, ella quería salir corriendo para no escuchar todos esos gritos y maldiciones, pero temía por sus hermanitos menores y se sentaba junto a ellos para protegerlos y no dejar que nada malo les suceda. André no paraba de llorar y la pequeña Zoe le sonreía como si no entendiera nada del infierno que vivían dentro de su propia casa…

Era el 4 de julio de 1980 y Pauli cumplía 9 años, a su padre no le vio la cara más que en Navidad o cada muerte de Obispo y desde que se casó con esa otra señora y tuvo sus mellizos, casi no ha pasado por casa para visitarla a ella o a sus hermanitos.  Esa tarde él prometió recogerla para llevarla a “La Granja Azul” y la verdad, que ni siquiera está emocionada porque para ella, ese señor que dice ser su padre, es casi un desconocido y su esposa pues es tal cual La Madrastra de la Cenicienta ya que las pocas veces que la ha visto, se ha encargado de humillarla, gritarla o meterle carbón a su papá en contra de ella, para que la castigue o hasta la agarre a correazos, mientras que a sus mellis ni con el pétalo de una rosa, es increíble…

Están todos sentados en la mesa, cuando la pequeña Zoe que ya tiene 4 años, derrama sin querer toda la chicha morada encima de la Bruja y ella empieza a gritarla como si fuera una adulta, le dice “Mira lo que has hecho maldita niña malcriada, ya me cagaste la ropa” y Pauli se paró indignada para defender a su hermanita mirando a la vieja de mierda con ojos de odio, le recriminó que había sido un accidente  y fue suficiente para que su padre le diera tremenda cachetada que le volteó la cara delante de todo el mundo, la mejilla le ardía como si pasara fuego y se puso roja como un tomate, André de 7 años corrió a abrazarla y Zoe sólo atinó a llorar desconsoladamente, cuando la Bruja mandó callar a todos y a sentarse en sus respectivos lugares.

«No quiero que este señor sea mi padre» pensaba Pauli mientras se le caían las lágrimas sin cesar y se cuestionaba qué había hecho de mal para merecer cumplir sus 9 años de esa manera. Luego su papá ordenó la comida que la bruja decidió sin siquiera consultarles y la pobre Pau rezaba para que esa tarde se terminara, aunque sabía que regresar a casa tampoco aliviaba el dolor, ya que su mamá se la pasaba llorando en pijama en su cama, deseando morirse y hundida en una profunda depresión que a ella le afectaba mucho desde que tenía uso de razón, ni siquiera tenía plata para comprarle una torta por su cumpleaños y claro que a su madrastra ni siquiera se le había ocurrido comprar una, su padre le regaló algo de plata ya que ni se tomó la molestia de comprarle un regalo, y obvio que ese dinero fue a parar a las manos de su mamá que siempre lloraba miserias y se quejaba de lo caro que era criar a un hijo y los múltiples gastos que eso generaba…

Los años fueron pasando, entre gritos, insultos, patadas, correazos y típicos casos de violencia infantil que muchos hogares viven pero nadie se atreve a hablar y mucho menos denunciar, Pauli creció llena de miedos e inseguridades, con la auto estima en el suelo, madurando a la fuerza por ser la hermana mayor y rogándole a Dios que mandara a alguien para rescatarla de aquel infierno, hasta que a sus 17 años, sus súplicas fueron escuchadas y conoció a Eduardo de 20, pero como nunca había estado con nadie se refugió en él apenas lo vio y no pasaron ni 6 meses y quedó embarazada , típica historia de la niña que mete la pata por salir huyendo de casa, pero lo más triste es que se buscó a alguien maltratador como su padre, Eduardo empezó a gritarla e insultarla conforme pasaba el tiempo, peor aún que fue obligado a casarse con ella y la culpaba de haberle cortado las alas, ella aguantaba calladita por miedo a que él la dejara como su papá abandonó a su mamá y así, entre gritos e insultos nació María Fernanda, la razón de vivir de Paulina y la cruz de Eduardo quien no le tenía mucha paciencia.

Ahora Pauli tiene una hija de 25 años que es su amiga y compañera, gracias a Dios pudo asesorarse bien y ella misma tomó la decisión de separarse para criar sola a su hijita sin que fuera víctima de la misma violencia física y psicológica que ella vivió, André y Zoe son los padrinos y ahorita viven una linda relación de paz y armonía  que pocos hogares tienen.

De ti depende cerrar cualquier círculo vicioso que te ate a tu infancia o pasado que te atormente, paremos de gritar, insultar y sobre todo golpear y pegar a nuestros hijos, ellos son seres inocentes que no tienen la culpa de nada y se merecen ser felices y vivir en paz con tranquilidad.

NO AL MALTRATO INFANTIL EN NUESTRAS PROPIAS CASAS, DEJEMOS DE HACERNOS LAS DE LA VISTA GORDA, SI TU MARIDO PRETENDE PEGARLE A TU HIJO, NO LO PERMITAS, PON EL CUERPO, ENFRÉNTATE Y HAZ QUE TU HIJ@ SE SIENTA A SALVO, EDUQUEMOS CON AMOR A NUESTROS NIÑOS POR FAVOR Y LES ASEGURO QUE ASÍ TENDREMOS UNA SOCIEDAD MEJOR.

http://www.guiainfantil.com/educacion/castigo/efectos.htm

no_al_maltrato_infantil-other

 

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